De la sequía a la explosión: River lo resolvió en 90 segundos
River, que acumulaba 444 minutos sin convertir —cuatro partidos enteros y media docena de mitades—, rompió ese silencio en una ráfaga y dio vuelta el cruce de octavos del Clausura frente a Racing en el Cilindro. Lo hizo con la impronta de Marcelo Gallardo: lectura de partido, cambios certeros y la eficacia que se había negado hasta entonces.
El contexto de una racha incómoda
La estadística pesaba: el equipo venía seco de gol y necesitaba una reacción urgente. Más allá de lo inexplicable que puede parecer una mala racha, el rendimiento colectivo y la confianza siguieron siendo la base sobre la que Gallardo armó su respuesta. Con el partido 0-1, el entrenador apostó por refrescar el ataque y ganó la batalla en la pizarra.
Los cambios que cambiaron todo
- Entraron: Subiabre, Juan Fernando Quintero y Galoppo.
- Saliendo: Salas, Castaño y Acosta.
El impacto fue inmediato: siete minutos después de las variantes, River ya había dado vuelta el resultado. Gallardo leyó mejor el juego y los ingresos aportaron desequilibrio y claridad en la última zona.
La ráfaga: cómo llegaron los goles
- Primero, Galoppo filtró una pelota brillante a Driussi por la banda. Driussi, con pausa y decisión, lanzó un centro atrás perfecto para Javier Subiabre. El delantero —que hasta ese momento sólo había marcado ante Rosario Central en el semestre— definió con la bola alta y venció a Facundo Cambeses, cortando la racha de cuatro vallas invictas consecutivas del arquero (llegaba con 11 en 13 encuentros).
- Un minuto y medio después, Subiabre se escapó por la izquierda y buscó nuevamente a Driussi con otro centro atrás; el rebote en Colombo dejó la pelota servida para Quintero. El zurdo dominó corto y colocó con precisión un zurdazo que besó la red lateral: 2-1 y la remontada consumada en apenas 90 segundos.
Conclusión
Lo que parecía una problemática prolongada se resolvió con la esencia del equipo: rapidez en las decisiones desde el banco, actores que entraron y cambiaron la cara del partido y dos definiciones limpias que trajeron alivio y tres puntos. En el Cilindro, River mostró por qué los ciclos de Gallardo se sostienen en la capacidad de transformar situaciones adversas en victorias veloces y contundentes.