La noche que convirtió a Nahuel Losada en héroe
La fortuna, a veces, elige un lado. En la calidez de Asunción no se derritió la sonrisa de Nahuel Losada: a los 32 años, el arquero de Lanús se transformó en la pieza fundacional del título en la Copa Sudamericana. En la definición por penales ante Atlético Mineiro atajó tres remates claves y desató la fiesta granate. Lo que para muchos sería una jornada excepcional para él fue, según sus palabras, la recompensa a años de esfuerzo: “Remé mucho para estar en este momento… Lo único que quería era jugar. ¡Sigan remando, que el fútbol paga!”, dijo con la calma de quien sabe de sacrificios.
La final y la definición
El partido terminó de escribirse en los penales: Lanús se consagró en un 5-4 que ya forma parte de la historia del club, y Losada fue determinante al detener tres de los siete disparos ejecutados por Atlético Mineiro. Entre esos protagonistas pusieron la pelota para rematar jugadores como Hulk, Teixeira y Vitor Hugo, quienes chocaron con sus manos. Antes de la tanda, el arquero ya había salvado parcialmente el triunfo con tres intervenciones decisivas dentro del partido, incluyendo un mano a mano en el tiempo extra que frenó con las piernas y que rememoró la valentía de atajadas resonantes en otros episodios del fútbol argentino.
Un recorrido de ascenso y resistencia
Berisso lo vio nacer y la vida lo llevó por caminos pocos glamorosos antes de la gloria continental. Después de sus inicios en Estudiantes de La Plata, Losada transitó por Unión de Mar del Plata, Atlanta, All Boys, Deportivo Pasto y, finalmente, encontró continuidad en Belgrano, donde se afirmó durante cuatro temporadas. Es la historia clásica del ascenso argentino: jugadores que pelean y, muchas veces, deben buscar trabajos extra para sostenerse.
- Estudiantes de La Plata
- Unión de Mar del Plata
- Atlanta
- All Boys
- Deportivo Pasto
- Belgrano (cuatro temporadas)
Padre joven, responsabilidades tempranas: mientras esperaba una oportunidad y los guantes no llegaban, manejó un taxi —propiedad de su padre— para ayudar a la familia. Fue una realidad que lo hizo poner en duda su continuidad en el fútbol. En una charla con TyC Sports, tras un emotivo triunfo 3-2 sobre Brown de Adrogué, recordó cómo se quebró al entrar su familia a abrazarlo y cómo su padre lo definió: “un luchador de la vida”. Agradecido por esa ayuda, admitió que muchas veces pensó en tirar la toalla, pero que el apoyo familiar le permitió sostenerse y, finalmente, explotar.
Momentos previos que anticiparon la gloria
Las grandes noches no vienen de la nada. Losada ya había mostrado su valor en escenarios importantes: fue figura contra Fluminense en el Maracaná, se destacó en la complicada serie ante Universidad de Chile y resultó determinante en la definición por penales frente a Central Córdoba, donde atajó uno. Pese a no ser un especialista nato en tandas, la estadística daba cuenta de una realidad humoral: antes de esta final había atajado 3 de 22 penales en su carrera. El año anterior le había adivinado uno a Independiente Medellín, también en la Sudamericana. Ahora, con la final, contuvo 3 de 7 y escribió una página inédita para su trayectoria.
Humildad y reconocimiento
Losada no luce divismos. Ojos celestes, sonrisa mesurada y hasta una dentadura renovada —resultado de una atención reciente tras partidos donde se entregó al límite—; todo en él habla de un tipo común que carga con una vida de lucha. “Las oportunidades no se me daban, buscaba jugar; hay algunos que se la jugaron por mí y hoy les estoy pagando. Este campeonato es un poco para ellos que me formaron como arquero”, afirmó, repartiendo mérito e inclusión.
Tras el pitazo final, la imagen del abrazo con Mauricio Pellegrino encierra una sintonía: ambos priorizan la tranquilidad como virtud. Losada se colocó la medalla de campeón, cambió la camiseta por la nueva estrella en el pecho y siguió, como siempre, simple y eficaz. De la vereda del sol al podio continental: no hay mejor síntesis para una carrera que, pese a las dudas y el trabajo extra, terminó pagándole con oro.