Hinchas de Lanús toman Asunción: una marea granate rumbo a la final

ASUNCIÓN (Enviado especial).- La ciudad paraguaya se transformó por unas horas en el escenario de una final y, sobre todo, en el destino elegido por miles de simpatizantes de Lanús que no escatimaron esfuerzos para acompañar al equipo. Con temperaturas tórridas y una anfitrionía cálida, Asunción respira fútbol: hoteles completos, restaurantes a pleno y un impacto económico que las primeras estimaciones ubican cerca de 45 millones de dólares vinculados al partido.

Ambiente en la ciudad y convivencias en el fan fest

La costanera es un hervidero. Junto a la rueda de la fortuna de unos 50 metros se mezclan hinchas de Atlético Mineiro y seguidores granates, con un clima de cierta camaradería: risas, bromas y el humor habitual de las plazas de fútbol. En el fan fest organizado por Conmebol todo transcurre con calma y controles visibles; la seguridad, de hecho, se refuerza con un despliegue policial de 6.000 agentes que permanecerán hasta después del encuentro.

“No, no. De fútbol no hablemos. Mejor hablemos de política argentina, de religión, de cualquier cosa menos de fútbol. ¿Para qué?”, dice entre risas Fred, un brasileño con la camiseta de Hulk, ante un grupo de argentinos que responden con pulgares hacia arriba. La convivencia, por ahora, es pacífica.

La marea granate: cifras y logística

  • Unos 15.000 hinchas de Lanús se esperan en el estadio Defensores del Chaco.
  • El club contrató 60 ómnibus; muchos viajes duraron entre 17 y 18 horas.
  • El paquete de traslado más entrada costó 350.000 pesos, con posibilidad de pago en hasta seis cuotas.
  • Se organizaron 18 vuelos chárter; cada asiento incluía localidad por 1.080.000 pesos, también con financiación.
  • La demanda fue tan alta que el club debió detener momentáneamente la venta para reordenar la logística.

Sasha Marcich, lateral izquierdo del equipo, no se esconde: “Los hinchas de Lanús están enfermos. Solo hay que agradecerles. Cuando íbamos a practicar muy temprano veíamos filas de gente de varias cuadras y era muy emocionante. Uno se pone a pensar muchas cosas y trata de devolverles el esfuerzo”, contó, con voz entrecortada por la emoción.

Esfuerzos, sacrificios y campañas

Los hinchas se ingeniaron de todo para llegar: vendieron pertenencias, pidieron préstamos, organizaron rifas a través de redes sociales con premios que iban desde camisetas hasta comidas caseras como picadas, empanadas y pan dulces artesanales. El club también impulsó acciones comerciales: después de experiencias anteriores, como el viaje al Maracaná en cuartos de final donde se incluía una camiseta, ahora ofreció un 2×1 en camisetas en sus tiendas oficiales.

“Esto lo supera todo”, reflexiona Nicolás Russo, presidente de Lanús. “Una cifra movilizada en esta situación del país, con los problemas que tiene la gente. Mucha de la gente que vive en Lanús hizo un gran esfuerzo. Hasta los que no pueden ir a Paraguay están enloquecidos. Eso lo generó este equipo con estos jugadores que son valiosos, un cuerpo técnico muy austero y muy serio. Y los hinchas. Sobre todo ellos”, añadió Russo.

Desafíos en la salida y coordinación

Hubo contratiempos: algunos ómnibus demoraron hasta cuatro horas en salir desde el estacionamiento del estadio de Lanús. Aun así, las previsiones indican que la mayoría arribará a tiempo y, en muchos casos, los pasajeros irán directo al Defensores del Chaco.

La movida requirió un operativo interno importante. “Más de 100 directivos vivieron las últimas semanas trabajando en el armado. Cada uno tiene que coordinar un micro, un avión. Otro se debe ocupar de la seguridad. Insisto, estamos hablando de más de 100 dirigentes abocados a todo esto”, explicó Russo.

Memoria de una final previa y la esperanza colectiva

La última final que jugó Lanús en la Copa Sudamericana fue el 23 de enero de 2021, en plena pandemia. En el Mario Kempes, Defensa y Justicia, comandado por Hernán Crespo, superó con claridad al Granate dirigido entonces por Luis Zubeldía. Aquella postal de tribunas vacías quedó en la memoria del club: “Algo nos faltó. Ellos estaban con sus familias. Creo que fue un punto extra y, en ese sentido, nos quedamos. Más en estos tiempos tan difíciles”, comentó Zubeldía en su momento.

Esta vez la historia es diferente: las tribunas se prometen llenas, la ciudad se ve teñida de granate y el club viaja acompañado por una marea humana que hizo sacrificios para estar presente. Frente al hotel del plantel, una guardia intermitente de simpatizantes canta sin descanso; van y vienen, nerviosos, convencidos de que el equipo les dio la ilusión para intentarlo todo.

Un día grande por delante

Con la logística lista, la seguridad desplegada y la pasión intacta, Lanús busca su gran día en Asunción. La final será, también, el premio a un sentimiento colectivo que sobrevivió a la distancia, al calor y a la economía: el fútbol como excusa y la hinchada como motor.