Lanús ya vive la previa de la final de la Copa Sudamericana con la memoria caliente: los cruces decisivos ante Atlético Mineiro en 1997 y 2014 siguen presentes en la cabeza de los hinchas. A continuación, un repaso periodístico de aquellas dos derrotas que hoy alimentan la sed de revancha del Granate.

El primer golpe: Copa Conmebol 1997

La primera final entre ambos se jugó en la Copa Conmebol 1997. Lanús llegaba con chapa de campeón defensor tras sus primeras apariciones internacionales en 1996, y con la conducción dentro de la cancha de Óscar Ruggeri buscaba reafirmar su crecimiento como institución.

  • Semi y final: El Granate llegó a la definición tras eliminar a Colón de Santa Fe en semifinales.
  • Primera batalla: Atlético Mineiro, dirigido por Emerson Leao, golpeó de entrada en La Fortaleza y venció a Lanús 4-1.
  • Vuelta en Brasil: El esfuerzo visitante no alcanzó: Lanús logró un empate 1-1 con gol de Marcelo Trimarchi, pero quedó al margen de la serie y se quedó con la sensación de haber perdido una gran oportunidad.

La segunda herida: Recopa 2014

Casi dos décadas después, los caminos volvieron a cruzarse en la Recopa 2014. Lanús había llegado tras ganar la Copa Sudamericana 2013; enfrente, Atlético Mineiro llegaba con figuras como Ronaldinho y el título vigente de la Copa Libertadores.

  • Primer capítulo: El equipo de Guillermo Barros Schelotto cayó 1-0 en La Fortaleza y fue con la obligación de remontar a Brasil.
  • El segundo acto en Belo Horizonte: En un partido apasionante, el Granate forzó el alargue con un empate 3-3 conseguido agónicamente por Lautaro Acosta.
  • El epílogo cruel: Atlético Mineiro buscó resolver antes de los penales y lo consiguió durante el alargue con un gol en contra de Gustavo Gómez. Otra vez, la historia se torció contra Lanús.

Ahora: la chance de desquite

Once años después de aquel último cruce, Granates y Galos vuelven a verse las caras en una final continental. En Asunción, donde se espera una presencia masiva de hinchas del sur, Lanús intentará cobrarse las cuentas pendientes heredadas de 1997 y 2014.

Del plantel que jugó aquella final en Brasil, el único que queda es Lautaro “Laucha” Acosta: hoy con un rol más secundario, conservará la ilusión de levantar su quinto título con el club. Bajo la dirección de Mauricio Pellegrino, una ciudad entera —y un club— van por el sueño de dar vuelta la página y escribir una nueva historia más feliz.