Un arranque que dio ventaja y marcó el tono en Stamford Bridge
La intención del Barcelona al pisar Stamford Bridge era clara: dominar desde el inicio para evitar volver a jugar a remolque como tantas veces la temporada pasada. Sin embargo, los primeros minutos dejaron sensaciones mezcladas. Los de Hansi Flick fueron vivos al principio y, tras una buena presión colectiva, Ferran Torres tuvo la opción más clara pero no encontró puerta. Esa ocasión temprana quedó como la mejor respuesta visitante antes de que el partido se inclinara hacia el lado local.
Decisiones tácticas y marcas que pesaron
En esos compases iniciales el Chelsea ajustó las marcas y ganó terreno en campo rival. Fueron determinantes las vigilancias: Reece James sobre Frenkie de Jong y Marc Cucurella sobre Lamine Yamal. Esas referencias defensivas fueron recortando las líneas del Barça conforme avanzó el encuentro, sumado a la presión constante que les permitió acumular saques de esquina.
- Al Chelsea le anularon goles por mano y por fuera de juego antes de abrir el marcador.
- En un lío dentro del área azulgrana, Jules Koundé acabó firmando el 1-0, en una acción en la que ni siquiera llegó a ver el balón.
La expulsión de Araújo y la necesidad de mover el tablero
El partido iba claramente cuesta arriba para el Barça cuando Ronald Araújo vio la roja, minuto 44. Con el equipo en inferioridad y el control local más evidente, la lectura obligaba a variar el dibujo y las posiciones. Flick buscó reacción metiendo a Marcus Rashford, pero el cambio no tuvo efecto ofensivo inmediato.
Durante la segunda mitad, con diez contra once, el conjunto blaugrana consiguió encontrar más a De Jong pero perdió presencia de Lamine. Ahí se esperaba una solución táctica: mover a Lamine hacia dentro, apartándolo de la sombra de Cucurella, y colocar a Raphinha o Rashford por la banda derecha. Maresca, desde el banquillo rival, supo leer mejor la partida y pudo incluso devolver a James a su puesto natural.
Problemas defensivos y el segundo golpe
Tras el 2-0, obra y remate de Estevao, el panorama defensivo se puso todavía más comprometido. El rendimiento de Cubarsí, Eric García —que pasó a central tras la expulsión—, Koundé y Balde pareció resquebrajarse: jugadores con jerarquía que aquella noche se vieron disminuidos por el contexto del duelo. El Barça acumuló problemas y el Chelsea aprovechó la inercia.
Raphinha, la luz en un partido cuesta arriba
La entrada de Raphinha aportó algo parecido a oxígeno en un encuentro que se les había puesto muy cuesta arriba a los culés. A pesar de mantener atacantes en busca de reacción, el tercer gol local, de Liam Delap, dejó los puntos muy cuesta abajo. Pese a la inferioridad numérica y la derrota parcial en el juego, la intensidad del brasileño —sus desmarques, carreras y la casi ocasión de gol— fue un síntoma positivo dentro de una noche complicada.
- Raphinha mostró la actitud que el equipo necesita para generar peligro.
- La buena aplicación táctica y la ejecución de los jugadores del Chelsea terminaron por anular a Lewandowski, Ferran y Lamine.
Conclusión: reflexionar sin perder ambición
Este partido obliga a la autocrítica. Regalar iniciativas al rival, sobre todo a un Chelsea que se maneja bien en la posesión y que ejecuta las transiciones con criterio, complica cualquier intento de controlar el balón y llevar el juego al campo contrario. Es momento de pensar, corregir y no bajar la guardia: los grandes equipos convierten la decepción en venganza deportiva tanto en LaLiga como en la Champions.