Una tormenta que encontró a un nuevo capitán

“La tormenta comenzó cuando yo no estaba allí. Así que la tormenta debe haber sido la razón por la que vinieron a buscarnos.” Con esa imagen marinera, Mauricio Pochettino, el técnico argentino de la selección de Estados Unidos, describió el punto de partida de su gestión: un equipo que necesitaba más que ajustes superficiales. El entrenador insistió en que, como un barco en medio de un temporal, el equipo requirió cambiar la dirección y asumir responsabilidades para llevarlo a un puerto más seguro.

Reajuste cultural y cambios estructurales

Desde su llegada, Pochettino no ocultó que su trabajo pasaría por un profundo «reajuste cultural». No era la idea de un técnico blando: buscó introducir nuevos conceptos y hábitos, conscientes de que modelar un seleccionado lleva tiempo y exige reformas más profundas de las esperadas. El propio entrenador admitió que algunos problemas eran más evidentes que lo que imaginaba inicialmente.

Rotación, oportunidades y riesgos

Una de las decisiones más visibles del argentino ha sido ampliar el universo de jugadores convocados. En total, Pochettino llevó a 71 futbolistas distintos a los entrenamientos y otorgó varios debuts, apostando fuerte por rostros surgidos de la MLS y por futbolistas que en ciclos previos no habían tenido lugar. Esa política busca dar oportunidades, aunque conlleva el riesgo de que algunos nombres no se consoliden a largo plazo.

  • La selección mostró señales de progreso: salvo la derrota abultada ante Corea del Sur, el equipo mejoró tras la Copa Oro y encadenó una racha de cinco partidos sin perder.
  • Los cambios, señaló Pochettino, buscan elevar estándares y afianzar conceptos que se vayan impregnando en el grupo.

La Copa Oro como bisagra

Para el entrenador, la Copa Oro marcó un antes y un después. Explicó decisiones puntuales que generaron debate público:

  • Chris Pulisic no fue convocado para cierto partido porque volvía de una lesión; se decidió preservarlo durante la Copa Oro para que descansara y recupere su mejor forma.
  • Chris Richards sí jugó la Copa Oro, pero el Crystal Palace no le dio descanso al término de la competición porque lo necesitaba para la pretemporada; por esa razón, Pochettino lo dejó fuera del último ciclo para gestionar su carga de trabajo.

“Lo dejamos descansar”, resumió el técnico, que habló de un equilibrio evaluado caso por caso entre la demanda de los clubes europeos y las necesidades de la selección.

Choque con clubes y gestión de cargas

Pochettino reconoció las tensiones con equipos del Viejo Continente a la hora de liberar futbolistas. El caso de Pulisic fue claro: el jugador pidió tiempo para recuperarse tras una larga temporada y el cuerpo técnico estadounidense aceptó la concesión. En el caso de Richards, la falta de descanso por parte de su club obligó a ajustar su presencia en las convocatorias.

Críticas internas y defensa pública

En Estados Unidos surgieron voces críticas, incluso desde entrenadores locales. Pochettino no ocultó su fastidio: “Hay entrenadores aquí en los Estados Unidos que me han criticado completamente sin necesidad.” Añadió que nunca atacaría a un colega porque entiende lo difícil que es el oficio. Para el argentino, algunas críticas aprovecharon resultados puntuales —como derrotas en el último minuto contra Panamá y Canadá— sin considerar que el equipo está en plena transformación.

La ambición: apuntar alto, sin falsas promesas

Sobre los objetivos de cara al Mundial, Pochettino ha variado el tono pero no la ambición. En su presentación habló de cuartos de final como meta razonable —especialmente jugando en casa— pero ahora insiste en algo más profundo: inculcar una mentalidad ganadora.

“Para mí, se trata de ganar. Creo que si no ganas, ¿qué importa? Si quedas segundo, nadie lo recuerda. Y creo que deberíamos aspirar a ganarlo”, dijo Pochettino, subrayando la influencia de ejemplos como Marruecos en Qatar 2022, que llegaron lejos por una convicción inquebrantable de competir por la victoria en cada partido. No promete el título, pero trabaja para que el equipo crea que puede medirse con cualquiera.

Mirada a futuro

  • Pochettino busca que un buen Mundial consolide el fútbol como fenómeno duradero en Estados Unidos.
  • Su apuesta es una mezcla de cambios estructurales, gestión de cargas y la creación de una cultura competitiva que mire siempre al triunfo.

La esperanza de la Copa del Mundo sigue viva y, desde la perspectiva de este entrenador argentino, el desafío pasa por combinar paciencia en el proceso con ambición en el destino: aspirar a ganarlo, sin promesas infundadas, pero con la convicción de que la Selección puede dar pasos grandes si el “barco” navega con rumbo claro.