Susurros: Ronald Araujo, no lo crucifiquemos
No pidamos la lapidación pública para Ronald Araujo. El defensa uruguayo tiene culpa en lo sucedido, pero también cayó en una trampa arbitral que condicionó el partido. Cuando llegó la primera tarjeta amarilla, muchos ya intuimos que sus minutos en cancha estaban contados. La segunda, en cambio, fue clara: una entrada sin sentido sobre Cucurella que obliga a la expulsión.
Araujo es un jugador de sangre caliente y eso lo expone. Pero hay que decirlo: la primera amarilla fue, a mi juicio, injusta —fue por una protesta más que razonable— y dejó marcado al capitán. A partir de ese momento se quebró el encuentro. Con el 1-0 en contra y un hombre menos, la remontada se volvía casi imposible; en el fútbol moderno una expulsión penaliza de forma decisiva.
Este mismo árbitro ya había desquiciado al equipo de Xavi en la derrota ante el Inter en la temporada 22/23. Piensen mal si quieren, pero prudencia: no convirtamos un error de un futbolista joven en una condena definitiva.
Bramidos: el socio 388 y la memoria del Camp Nou
Un hombre, dos inauguraciones
Me gustó que el saque de honor, en el primer partido del renovado Camp Nou, lo hiciera el socio número 6, Juan Canela Salamero. El señor Canela cumple hoy 96 años y ya estuvo en la inauguración original del estadio, el 24 de septiembre de 1957.
- Canela participó entonces, y en esa misma época desfiló junto a la penya de Sants otro histórico: el socio 388.
- Ese socio 388 es Josep María Minguella, el hombre que años después estaría detrás de la llegada de Leo Messi a Barcelona y al Barça.
- Mucho antes, también tuvo papel en el arribo a la ciudad y al club de Diego Armando Maradona, el único que por talento puede disputar el trono con Messi.
Josep María Minguella merece, sin dudas, el homenaje que le corresponda. Ojalá llegue pronto.
Aullidos: Maradona, cinco años después
Una exposición y recuerdos que no se apagan
Esta semana se cumplen cinco años del fallecimiento de Diego Maradona. En Buenos Aires y en Barcelona, la memoria no lo suelta: el Consulado de Argentina en Barcelona inauguró una muestra que mezcla arte, la historia de Boca y la figura de Diego.
Tuve el honor de ser invitado a la apertura y recordé la brevísima etapa de Maradona en el Barça, truncada por una lesión gravísima. Recordé también su paso luminoso por el Napoli, donde todavía lo veneran, y, por supuesto, el Mundial de México-86 que ganó casi en solitario.
Ese torneo dejó el gol a Inglaterra que muchos consideran el mejor de la historia. Y tras ese tanto quedó una anécdota entrañable: en el vestuario, Enrique (al que todos conocen como «el Negro» Enrique) le dijo a Diego: «¡Mira que si no llegás a marcar, con el pase que le di!». Un detalle humano que resume la grandeza y la complicidad dentro de aquel plantel.