De la euforia al desencuentro: el ciclo de Conte en Nápoles en cuestión
Antonio Conte nunca fue ajeno al ruido; su carrera se ha tejido entre éxitos y tensiones, especialmente alrededor de las negociaciones y la planificación deportiva. Su famosa metáfora en la Juventus —»No puedes comer en un restaurante de €100 con €10 en el bolsillo»— forma ya parte del lenguaje del calcio. Pero incluso para un carácter como el suyo fue llamativo escucharlo quejarse de la falta de inversión antes de su primer partido en Nápoles, el año pasado.
Los logros sobre la fragilidad del proyecto
Tras conquistar el Scudetto, la dirigencia defendió la gesta del entrenador: Aurelio De Laurentiis, presidente del club, recordó que Conte supo adaptarse pese a contratiempos como la venta por motivos económicos de Khvicha Kvaratskhelia a mitad de la temporada y la dilación en el caso de Victor Osimhen, que demoró las incorporaciones veraniegas. En el desfile por la ciudad, De Laurentiis llegó a afirmar que «los sistemas son inútiles» y ensalzó el «gran conocimiento de lo que realmente significa el fútbol» que mostró Conte, pidiendo aplausos para quien dio al club su segundo Scudetto en tres años.
Sin embargo, aquel mismo elogio venía con una frase ambigua: deseó a Conte «continuado éxito en su vida profesional», lo que alimentó los rumores sobre una salida y un regreso posible a la Juventus. Conte mantuvo la calma públicamente: prometió decidir su futuro solo tras conversar con De Laurentiis y, luego de esas reuniones, anunció su continuidad alegando que el club había admitido errores cometidos durante la campaña.
Reconocimiento de fallos y promesa de defensa del título
En junio, Conte fue claro ante Sky Sport Italia: «Creo que todos son conscientes de lo que sucedió en enero. Durante la temporada, algunas cosas no me hicieron realmente feliz. Nuevos jugadores llegaron solo en la última semana [de la ventana de verano]: (Scott) McTominay, (Billy) Gilmour, (David) Neres y (Romelu) Lukaku. Honestamente, eso no me gustó.»
Reconoció, no obstante, su papel: «Fui bueno aceptando la situación y no poniendo excusas a mis jugadores y a mí mismo. Cuando firmas, hay honores y deberes… admitieron que había habido errores. Sucede, sin embargo, en el primer año de matrimonio… acordamos continuar y ahora debemos defender el Scudetto.»
Inversión masiva y expectativas chocantes
Contradiciendo la queja inicial por falta de inversión, el club respondió con un mercado potente: Nápoles se dejó cerca de €200 millones en ocho fichajes durante el verano (contando tasas obligatorias) y, además, incorporó como agente libre a Kevin De Bruyne, convirtiéndolo en el segundo futbolista mejor pagado del plantel después de Lukaku. Ese volumen llevó a Conte a hablar de nueve caras nuevas en el vestuario: «En mi opinión, nueve nuevos jugadores son demasiados».
- Fichajes destacados incorporados en la última semana: Scott McTominay, Billy Gilmour, David Neres y Romelu Lukaku.
- Inversión aproximada del verano: €200 millones en ocho fichajes, más la llegada de De Bruyne como agente libre.
Cuenta Conte que la integración requiere tiempo y paciencia: «Intentamos fortalecer el plantel, pero se necesita tiempo y paciencia. No es fácil integrar a nueve nuevos jugadores en el vestuario. Los chicos antiguos, yo mismo y los del año pasado, necesitamos mejorar nuestro juego y encontrar la unidad nuevamente.»
Del recital en Eindhoven a la sequía goleadora
La temporada ofreció contrastes extremos. Tras una goleada 6-2 en la Champions contra el PSV que dejó titulares y críticas, Nápoles recuperó imagen venciendo al Inter cuatro días después. Pero la continuidad no llegó: el equipo empezó a sufrir para marcar, una situación agravada por la grave lesión muscular de De Bruyne, sufrida al ejecutar un penal frente al Inter.
Consecuencias visibles: Rasmus Hojlund atraviesa un bache goleador, Lorenzo Lucca no respondió como se esperaba y Lukaku aún no recuperó su mejor forma. El dato crudo: Nápoles no convirtió en sus últimos tres partidos en todas las competiciones.
Más que goles: la preocupación por la actitud
Lo que más inquieta a Conte es la pérdida de dinamismo y el trabajo colectivo. La prensa y parte de la afición apuntan a dos factores: el estrés añadido de competir en Champions y el propio modelo de trabajo de Conte, extremadamente exigente. La crítica ha tomado voz pública a través del agente Branislav Jasurek, representante de Stanislav Lobotka, quien dijo en un podcast que «lo que exige Conte es brutalmente exigente» y que los requisitos de carrera del entrenador son «incomparables». Aunque Jasurek luego matizó en tono de broma, el tema de la rotación y el desgaste físico quedó instalado.
En paralelo, voces desde dentro del plantel alertaron sobre la comunicación: Noah Lang, llegado desde el PSV por €25 millones, confesó a Pickx Sports su frustración por haber sido titular solo una vez y afirmó: «No sé qué más hacer… No hablo con él (Conte) muy a menudo. Creo que he hablado con él una vez.»
El ultimátum público y la sombra de la ruptura
Tras dos empates poco inspirados con Como y Eintracht Frankfurt, Conte pidió reacción y obtuvo la derrota por 2-0 ante Bolonia, que hizo deslizar al Nápoles del primer al cuarto puesto en la Serie A. Sus declaraciones fueron contundentes y dejaron un agujero en la convivencia: «Los trasplantes de corazón no son una opción», dijo, y añadió que «han pasado tres o cuatro meses y no hay química, no hay ganas de luchar juntos. No sé si podremos cambiar la situación… significa que no estoy haciendo un buen trabajo. O que alguien no quiere escucharme…»
Las palabras dispararon rumores de dimisión. De Laurentiis respondió con desdén a esas especulaciones, calificándolas de «tonterías» y recordando la «armonía especial» entre ambos basada en las «3 C: carácter, competencia y coraje».
Pausa, reflexión y la próxima prueba
Conte tomó distancia: viajó a Turín para estar una semana con su familia mientras su mano derecha, Cristian Stellini, dirigía los entrenamientos en un período donde varios jugadores estaban con sus selecciones. Regresó supuestamente renovado y con la intención de dar vuelta la situación.
El calendario no le da respiro. La semana siguiente se planteaba clave, con dos partidos en casa —frente a Atalanta y Qarabag— donde, según la lectura del cuerpo técnico, las actuaciones serán tan relevantes como los resultados. El exdelantero Roberto Sosa fue duro: acusó a algunos futbolistas de jugar como si «quisieran deshacerse del entrenador». Si vuelve a verse apatía en el campo, la relación entre Conte y su plantel podría romperse definitivamente.
Un final abierto
La historia de Conte en Nápoles pasa por una encrucijada: de una campaña triunfal a meses teñidos de dudas, lesiones y choques de perfil. El entrenador ha mostrado tanto capacidad para levantar equipos como una dificultad histórica en mantener un rendimiento extremo en calendarios cargados. En Nápoles, la pregunta sigue siendo la misma: ¿se reconstruirá la química que ganó el Scudetto o la tensión acabará por dinamitar un proyecto que, hasta hace poco, parecía imparable?