La rueda de prensa que dejó más preguntas que respuestas

El Chelsea–Barça empezó a desvanecerse ya en la conferencia de prensa del lunes. El foco no era tanto el rival de turno como las dos recaídas de Raphinha tras la rotura de fibras del bíceps femoral. Una lesión que en principio iba a dejarlo tres semanas afuera se transformó en una ausencia de dos meses. El brasileño se mostró autocrítico, pero fue entrelíneas donde asomó la realidad que inquieta al club.

Las palabras de Flick y la defensa del cuerpo médico

Hansi Flick salió al cruce con una frase conciliadora: “Todos nos equivocamos”. Con esa línea intentó blanquear a un staff médico y a los recuperadores que no atraviesan su mejor año. La autoinculpación de Raphinha no tapa, sin embargo, que hay señales internas de alarma sobre la preparación física del plantel.

Síntomas de un descontento que se nota en la cancha

Las quejas no son sólo palabras: la pubalgia de Lamine Yamal y el caso de Balde —que, antes o después de la lesión, no termina un partido completo— son indicios palpables. Tanto es así que varios futbolistas terminan entrenando por su cuenta fuera del club para intentar mantener el tono físico que, según ellos, no les garantiza la estructura blaugrana.

  • Raphinha: dos recaídas tras rotura de fibras del bíceps femoral; previsión inicial de tres semanas, ausencia de dos meses.
  • Lamine Yamal: pubalgia recurrente que preocupa.
  • Balde: incapacidad de completar partidos, antes y después de la lesión.

Dos notas sobre Stamford Bridge: físico y dinámica

Tras el correctivo en Stamford Bridge, Flick no escondió la lectura: “Ellos han sido más físicos y dinámicos” y también advirtió que “necesitamos ser más agresivos”. Prometió, además, un cambio: “veremos un Barça diferente”. La pregunta es si ese mensaje implica renunciar a la defensa adelantada que ha sido sello del equipo.

El riesgo de la repetición

Jugar siempre igual, sin variaciones en 18 meses, tiene consecuencias: rivales como el Rayo, el Brujas o el Chelsea ya saben cómo atacarte. Y cuanto mejores son los delanteros contrarios, más daño provocan. La estadística de goles encajados de forma similar se repite, y con ella los reproches desde fuera.

Críticas externas y la necesidad de introspección

Figuras del fútbol, de Thierry Henry a Alan Shearer, no han sido tímidas a la hora de señalar la fragilidad defensiva del Barça. Los comentarios de Shearer —hablar de “la loca trampa del fuera de juego” y de “los cuatro tontitos”— resultaron, por lo menos, provocadores y ofensivos, pero deberían servir como estímulo para que Flick reevalúe su plan.

¿Qué tiene que decidir Flick?

  • ¿Modificar la presión y la línea defensiva o insistir con el mismo concepto?
  • ¿Reforzar la preparación física desde el club para evitar recaídas y fatigues repetidas?
  • ¿Introducir variantes tácticas para que los rivales no tengan un manual sobre cómo atacarte?

El tiempo dirá si la promesa de “un Barça diferente” es un gesto de boca o el inicio de un giro real. Mientras tanto, en la lógica del fútbol, las señales son claras: o se cambia algo en la preparación y en la propuesta, o los reproches externos seguirán encontrando argumentos para abrir la herida.