Vergara se ofreció para entrar y terminó cambiando el partido ante River
La noche de octavos del Clausura tuvo una escena inesperada en el Cilindro: Duván Vergara, el delantero colombiano de 29 años, rompió la rutina del banco y pidió jugar. Su ingreso, lejos de ser anecdótico, resultó determinante para que Racing recuperara desequilibrio y juego directo después de haber padecido los goles de Juanfer Quintero e Ian Subiabre, que habían dado vuelta el partido para River.
La anécdota con Gustavo Costas
En uno de los pasillos del estadio y luego del triunfo, Vergara contó a ESPN que nunca recibió la indicación del técnico para el cambio: fue él quien se ofreció. Según relató, después del gol de Juanfer sintió una reacción visceral: «se me eriza la piel, siento un fuego, yo no soy así. Será la unción de Dios, no sé». Se puso la camiseta, las espinilleras y fue al banco: «Gustavo, méteme que voy a entrar».
El delantero insistió en que Costas no lo había llamado y que, ante la mirada extrañada del entrenador y la confusión del encargado de anotar los cambios —que no entendía por qué no le habían avisado—, terminó saltando al campo por decisión propia. «Me cambié, me mira raro y le digo voy a entrar. Por suerte me fue bien. No sé qué pasó en ese momento. Gloria a Dios. Me nació hacerlo y lo hice», cerró Vergara su relato.
Impacto inmediato en el juego
Vergara ingresó por Tomás Conechny a los 21 minutos del segundo tiempo y, en sus 28 minutos en cancha, desequilibró por la banda izquierda. Se convirtió en la pieza que le dio a Racing la verticalidad que necesitaba y fue clave en la jugada del empate.
- Asistencia a Toto Fernández: la jugada terminó con la definición del volante y un desvío en Lucas Martínez Quarta que metió la pelota en el arco.
- Eficiacia en el pase: registró 100% de efectividad en sus pases durante su estancia en el campo.
- Recuperación: aportó una recuperación en campo contrario que ayudó a reactivar la ofensiva del equipo.
Balance
El ingreso de Vergara trajo equilibrio y peligro por la izquierda justo cuando Racing más lo necesitaba. La mezcla de decisión personal y rendimiento inmediato volvió la anécdota en algo más que una curiosidad: fue una jugada decisiva dentro de una noche intensa y emotiva en Avellaneda.