El contexto: una polémica que explotó en Rosario

El episodio del domingo en Arroyito se convirtió en uno de esos momentos que condensa el semestre y, quizás, el año del fútbol argentino. Tras la entrega del título anual —una decisión que generó críticas por las formas y el momento— Estudiantes salió públicamente a decir que no había existido una votación previa, a pesar de la presencia de un dirigente del Pincha que no se opuso en la recordada reunión.

La orden y la respuesta

La Liga Profesional dictaminó que debía hacerse un pasillo a Rosario Central como reconocimiento al campeón. La instrucción fue interpretada por muchos como obligatoria y, tras la comunicación oficial, desde la propia AFA se insistió en el cumplimiento del reglamento. La reacción de Estudiantes fue contundente: hicieron el pasillo, pero de espaldas a los jugadores de Central en la salida de los equipos a la cancha —una postal histórica y un nuevo capítulo en una historia ya caliente.

El mensaje de Toviggino

Un día después, Pablo Toviggino, tesorero de AFA, volvió a la red social X. Citó una nota de Infobae y dejó una frase en latín que no pasó desapercibida: «Nemo auditur propriam turpitudinem allegans». Junto al mensaje añadió: «Fechado Febrero de 2025. En Fin …».

¿Qué significa y a qué alude?

  • La traducción más difundida por herramientas de IA y juristas concluye: «Nadie puede ser oído alegando su propia torpeza» o «A nadie se le permite invocar su propia conducta deshonesta como argumento a su favor».
  • Es un principio jurídico habitual en derecho civil y penal: nadie puede beneficiarse de sus propios actos ilícitos, culposos o inmorales.
  • La referencia a «febrero de 2025» apunta a la resolución de AFA que estableció la obligación del pasillo como reconocimiento al campeón y las sanciones en caso de incumplimiento.

El informe arbitral y el expediente

Por ahora, las consecuencias administrativas están por verse, pero hay pasos concretos: el árbitro Pablo Dóvalo dejó el hecho registrado en su informe y —según fuentes— ya existe un expediente abierto.

La versión del árbitro

Dóvalo expresó: «La actitud de los jugadores de Estudiantes fue una decisión propia, a mí no me compete. Haré el informe, como corresponde. Me dieron instrucciones que el pasillo tenía que ser de una manera. Al observarlo, no vi que haya sido de esa manera. Lo informaré y, después, las decisiones no pasan por mí».

Qué sigue

En lo inmediato, Estudiantes deberá viajar a Santiago del Estero para enfrentar a Central Córdoba en los cuartos de final. Más allá del resultado deportivo, la causa administrativa y las interpretaciones del gesto seguirán alimentando el debate público y dirigencial. La historia no terminó: queda por ver si la AFA decide sancionar, cómo se interpreta la latente «torpeza» invocada por Toviggino y qué efecto tendrá todo esto en la convivencia institucional del fútbol argentino.