
El Obispo del Vicariato Apostólico de Porto Leguízamo-Solano, Monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza, IMC, explica cómo está poniendo en práctica las propuestas del Sínodo para la Amazonía celebrado hace 2 años en Roma.
Por Jaime C. Patias *
Los sueños del Papa Francisco presentados en la Exhortación Apostólica “Querida Amazonia” son el fruto de un largo camino que tuvo su punto más alto en el Vaticano, del 6 al 27 de octubre de 2019, en una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Pan-Amazónica. Transformar estos sueños en realidad es, sin duda, el mayor reto de las iglesias locales.
Para explicar cómo está poniendo en práctica el Sínodo, el Obispo del Vicariato Apostólico de Porto Leguízamo-Solano, en la Amazonía colombiana, recurre a una expresión del pueblo indígena murui “hacer amanecer” utilizada para concretar algo, transformar una idea en realidad. Así deseamos “hacer amanecer el Sínodo”, es decir, “poner en práctica las novedades del proceso sinodal, una experiencia que sigue animando el camino de la Iglesia en la Amazonía”.
La realización de un largo proceso de escucha en los territorios de la región amazónica hizo que los resultados del Sínodo sean prácticas ya en marcha en las Iglesias locales. “Gracias a Dios, muchas de las propuestas ya las teníamos como semilla para llevar adelante la evangelización en esta Amazonía”, destaca Mons. Joaquín Pinzón para luego hablar de tres experiencias del Vicariato que vio nacer en febrero de 2013 y crecer desde que llegó al territorio como primer obispo titular.
“La primera experiencia es la conformación de un Equipo Intercongregacional en La Tagua, a orillas del río Caquetá que tiene como misión acompañar estos pueblos originarios, campesinos, afrodescendientes, y también la población urbana. Ellos se hacen presentes en su ser y en su quehacer, así como en su experiencia de fe para llegar a una propuesta de buen vivir, para un buen convivir”, dijo el Obispo.
“HACER AMANECER” SÍNODO PARA LA AMAZONÍA
“Una segunda experiencia es el Equipo Intereclesial, un Equipo conformado por agente de evangelización entre los Vicariatos de San José de la Amazonía (Perú) y el Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano (Colombia). Un equipo Intereclesial que mira más allá de las fronteras, que mira la otra orilla y pone en marcha una propuesta de evangelización que tiene como objetivo evangelizar el territorio, que lleva adelante una tarea misionera que una las dos orillas (del río Putumayo) en este territorio vital, espacio que es capaz de crear vida”.
Una tercera experiencia es “mirar la otra realidad de la frontera y ver cómo unirnos con las demás Iglesias para llevar adelante la misma experiencia”, añade Mons. Pinzón.
Para “hacer amanecer” el Sínodo, el obispo insiste en la necesidad de “conformar un Equipo con las comunidades campesinas de todo el territorio en donde se quiere promover un Plan Pastoral Rural de la Tierra. Campesinos que viven su vida y se ponen en sintonía con los demás y que se preguntan cómo ir forjando un desarrollo en armonía con la Casa Común, desarrollo que nos lleve a ser cuidadores de esta Casa Común que Dios nos ha dado”.
LA VISITA CANÓNICA: UN TIEMPO DE GRACIA
Mons. Joaquín Pinzón hablaba en el marco de la reciente Visita Canónica a la Región IMC Colombia realizada por el Superior General, Padre Stefano Camerlengo y el Consejero General, Padre Jaime C. Patias quienes estuvieron en Puerto Leguízamo del 21 al 28 de septiembre. El Obispo colombiano, natural de Berbeo (Santander), lleva ocho años al frente del Vicariato confiado “ius commissionis” a los Misioneros de la Consolata y aprovechó la ocasión para dejar un mensaje.
“Desde Puerto Leguízamo queremos sintonizar con este momento de gracia que viven los Misioneros de la Consolata de la Región Colombia, Ecuador y Perú”. En esta Visita Canónica “los superiores vienen a confirmar este trabajo misionero. Tuvimos la dicha de tenerlos aquí en el inicio de la Visita Canónica. Hemos vivido una semana de comunión con todos los misioneros que trabajan en esta Amazonía, en el Vicariato de San José de la Amazonia (Perú), en el Vicariato de San Miguel de Sucumbíos (Ecuador) y en este Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano. Vimos la experiencia misionera que estamos haciendo, evaluamos y las proyectamos haca el futuro. Creemos que el objetivo de la visita es precisamente este: confirmar, animar y reforzar la experiencia. Creo que la visita nos llena de esperanza y confianza. Nosotros agradecemos este espacio e invitamos a las demás comunidades de la Región a que acojan con alegría y generosidad este momento de gracia, esta experiencia”, añadió el Obispo.
EL VICARIATO
Situado a orillas de los ríos Putumayo y Caqueta, en la Amazonía colombiana, el Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano (dos municipios) cuenta hoy con 14 sacerdotes, 14 religiosas de cuatro congregaciones y al menos 60 animadores de comunidades. Tiene ocho parroquias y seis centros de misión. En el Vicariato trabajan nueve misioneros (IMC) y cuatro hermanas misioneras de la Consolata (MC).
A pesar de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la población sigue sufriendo la violencia de los grupos armados, paramilitares y narcotraficantes que se disputan espacios y territorio y se enfrentan con el Ejército. La ausencia del Estado es bien aprovechada por los explotadores de la Amazonía: mineros ilegales, petroleros, productores de coca, madereros, etc., lo que ha provocado el éxodo de campesinos e indígenas a las ciudades. Estos y otros retos están presentes en el día a día de la evangelización de la Iglesia local, que anuncia con esperanza el Buen Vivir del Reino de Dios.
Fuente: Consolata América